miércoles, 30 de septiembre de 2009

RECORRIENDO EL NORTE DE MALLORCA (Parte 2 de 3)

"Bienvenidos a Valldemossa"

Hoy os hablaré de la visita que hicimos a Valldemossa en Mallorca. Fue una recomendación de unos turistas que estaban en el complejo de Bellevue, de los pocos que no retozaban sus abultados y rojizos vientres en las toallas a la vez que deglutían helados y cervezas sin medida alguna. La verdad fue que las tortuosas carreteras que llevan hacia Valldemossa valieron la pena. La población forma parte del valle de la Sierra de Tramuntana y da la sensaciñón cuando te adentras en él que el tiempo no ha pasado para esta localidad; que se ha anclado en el pasado y que el reloj de arena hace tiempo que se rompió. Es imprescincible darse un paseo por las callejuelas empinadas de la vila y revisar cada una de las casas y fachadas que dibujan su historia. No es raro darse cuenta de que muchos personajes ilustres como Chopin, Jovellanos, Santiago Russiñol o Rubén Darío entre otros, la escogieran como estancia habitual por su desapego con el entorno más tipico de la isla de Mallorca.


"El rincón del silencio"

Una visita obligada es La Cartuja, un monasterio que data originalmente del siglo XIV. Adosado al palacio, se alza este monasterio en el que, si uno esquiva convenientemente la aglomeración de turistas veraniegos, es posible alejarse del ruido mundano y dejarse llevar por la autenticidad del lugar.


"La Cartuja de Valldemossa"

"Un enfado de Laia sin importancia"


La estancia de Chopin y señora (George Sand) en Valldemossa se ha convertido en especial reclamo para promocionar la visita a la Cartuja, donde se siguen conservando en las celdas que ocuparon, multitud de objetos del compositor.


"El Gran Rubén Darío en la Cartuja"

Lo dicho, si teneis la oportunidad pasead y disfrutad de las casas de piedra de marés, las calles adoquinadas, las macetas colgadas y las piedrecitas encastadas en las fachadas, las silenciosas gentes que lo habitan, los azulejos de las escenas de la vida de Santa Catalina Tomás, la patrona, a veces iluminados por un pequeño farol, y, en fin, de cada rincón del pueblo. Es una delícia para degustarla como buen gourmet.


"Un paseo en solitud"