lunes, 1 de marzo de 2010

ATRAPADO POR LA MIRADA DE RICHARD AVEDON


Pocos han sabido captar la mirada, retratar las emociones y desnudar en una instantánea al glamour de los 60 y 70 como lo hizo Richard Avedon. Fue un fotógrafo de modas que comenzó su carrera profesional en una revista donde acabó convirtiéndose en el Jefe de Fotografía. Colaboró en otras revistas como Vogue, Life y Look. Algún día hemos hablado de él en el blog y hoy recaemos en una de sus creaciones : la espléndida foto de Marilyn que lejos de dibujar la perfección, rastrea lo más profundo de sus emociones en un solo fotograma. Y es que Avedon consigue elevar una simple fotografía al rango de lo artístico y acabó con el mito de que los modelos debían proyectar indiferencia o sumisión.


Así pues, en sus fotografías es habitual que quien posa se sienta libre y creativo, expresando las emociones que sientan en ese preciso momento. Así como en su día reparamos en la foto del célebre y mi bien admirado Groucho (Julius) Marx, hoy me han llamado la atención las foto que os muestro. Dediquenles unos segundos, dicen mucho en tan poco espacio.


Y asi es casi siempre. Los retratos de Avedon, aparentemente sencillos pero profundamente psicológicos, tanto de personalidades famosas como desconocidas posando frente a un inmaculado fondo blanco, muestran a un cuidadoso fotógrafo capaz de plasmar en papel fotográfico rasgos inesperados de los rostros de personajes de gran envergadura. Su método era sencillo pero efectivo: la derrota anímica del contrario fotografiado a través de largas y cansadas sesiones de hasta cuatro horas. Así desnudo, el retratado e indefenso era capaz de mostrar su personalidad más sincera.


En la obra, titulada "In the american west", nos presenta a granjeros, mineros, vagabundos, prostitutas, amas de casa, presos, vaqueros de rodeo o empleados de pequeñas oficinas, etc. en fotografías de gran formato tomadas con luz de día, al aire libre y como siempre, ante un fondo blanco. Nada hay en ellos del sueño americano. Dusfruten del arte en su expresión más mínima y en su máximo esplendor. No les decepcionará.