Cuando estuve en Venecia hace un par de años, tuve la oportunidad de acercarme a un palacio veneciano llamado Ca’ Dario sobre el que recae una leyenda negra espeluznante. Ca’ Dario es un castillo situado en el Canal de Venecia que un empresario estadounidense adquirió hace poco por la friolera de 8 millones de euros. El palacio tiene un largo historial de propietarios que fallecieron en extrañas circunstancias mientras habitaban en el mismo. Además hay otra vertiente no menos espeluznante de la maldición de Ca’ Dario y es que la mayoría de sus dueños vivía en la más absoluta ruina económica. De hecho, la última víctima de la casa, Raul Giardini, se quitó la vida en 1993, justo un día antes de que su grupo empresarial se declarara en bancarrota. Coincidencia o no, lo cierto es que el palacio es una de las imágenes turísticas más emblemáticas de Venecia.
El nombre de Ca’ Dario le viene dado por el senador veneciano Giovanni Dario. En 1487, encargó el proyecto al arquitecto Pietro Lombardo en un antiguo cementerio de Templarios. Los más supersticiosos achacan a este hecho el largo historial de desgracias del bellísimo edificio veneciano. Cuando me acerqué a la puerta, hablé con el actual propietario (en un italiano macarrónico) y con la mirada y un “ni si te ocurra acercarte más” tuve que alejarme de la puerta de entrada al palacio. Sus ojos denotaban falta de sueño. Animo encarecidamente al señor Iker Jiménez a que investigue para su Cuarto Milenio un edificio con un gran misterio, que a día de hoy, todavía sigue vivo.