martes, 12 de junio de 2007

RELOJ PARADO A LAS 7

En una de las paredes de mi cuarto hay colgado un hermoso reloj antiguo que ya no funciona. Sus manecillas, detenidas desde casi siempre, señalan imperturbables la misma hora: las siete en punto. Casi siempre, el reloj es sólo un inútil adorno sobre una blanquecina y vacía pared. Sin embargo, hay dos momentos en el día, dos fugaces instantes, en que el viejo reloj parece resurgir de sus cenizas como un ave fénix. Cuando todos los relojes de la ciudad, en sus enloquecidos andares, y los cucús y los gongs de las máquinas hacen sonar siete veces su repetido canto, el viejo reloj de mi habitación parece cobrar vida. Dos veces al día, por la mañana y por la noche, el reloj se siente en completa armonía con el resto del mundo. Si alguien mirara el reloj solamente en esos dos momentos, diría que funciona a la perfección... Pero, pasado ese instante, cuando los demás relojes callan su canto y las manecillas continúan su monótono camino, mi viejo reloj pierde su paso y permanece fiel a aquella hora que una vez detuvo su andar.



Y yo amo ese reloj. Y cuanto más hablo de él, más lo amo, porque cada vez siento que me parezco más a él. También yo estoy detenido en un tiempo. También yo me siento clavado e inmóvil. También yo soy, de alguna manera, un adorno inútil en una pared vacía. Pero disfruto también de fugaces momentos en que, misteriosamente, llega mi hora. Durante ese tiempo siento que estoy vivo. Todo está claro y el mundo se vuelve maravilloso. Puedo crear, soñar, volar, decir y sentir más cosas en esos instantes que en todo el resto del tiempo. Estas conjunciones armónicas se dan y se repiten una y otra vez, como una secuencia inexorable. La primera vez que lo sentí, traté de aferrarme a ese instante creyendo que podría hacerlo durar para siempre. Pero no fue así. Como mi amigo el reloj, también se me escapa el tiempo de los demás. Pasados esos momentos, los demás relojes, que anidan en otros hombres, continúan su giro, y yo vuelvo a mi rutinaria muerte estática, a mi trabajo, a mis charlas de café, a mi aburrido andar, que acostumbro a llamar vida. Pero sé que la vida es otra cosa. Yo sé que la vida, la de verdad, es la suma de aquellos momentos que, aunque fugaces, nos permiten percibir la sintonía del universo. Casi todo el mundo, pobre, cree que vive. Solo hay momentos de plenitud, y aquellos que no lo sepan e insistan en querer vivir para siempre, quedarán condenados al mundo del gris y repetitivo andar de la cotidianidad. Por eso te amo reloj. Porque somos la misma cosa tú y yo.

DM-CURIOSIDADES

Strangelove es una canción del L.P. Music for the masses de Depeche Mode. En el single, y concretamente en la cara-b apareció el tema instrumental Pimpf. Se realizó el vídeo de este tema instrumental exclusivamente para incluirlo en la colección Strange de 1988. Pues bien, como curiosidad, DER PIMPF era una revista mensual para chicos de entre 10 y 14 años de las Hitler Jugends. El primer número apareció en 1935 bajo el título de Morgen y en el número de abril de 1937, el título se cambió a Der Pimpf. El contenido de la revista era una mezcla de aventuras y propaganda.



Hitler Jugends fue una de las organizaciones creadas por los nazis en Alemania y era una especie de academia para niños. Cuando cumplían los 10 años, eran sometidos a un examen llamado "Pimfprove" que ponía a prueba sus habilidades físicas e ideológicas (terrible!). Nada que ver con la ideología de los chicos de Basildon, sino más bien imagino que por la influencia del periodo que pasaron en Berlín.


Por otro lado, añadir que lo que se canta en la canción es un estribillo que tan sólo dice "Ohh's Hee's", y no "Cold - Beer" (Cerveza Fría) que aunque parece ridículo aparece en algún post.

FRASE DILAPIDANTE

GM: "Esa mujer. ¿Sabe usted por qué estaba con ella?.

MD: "No".

GM: "Justamente, por que me recuerda a usted".

MD: "¿Es cierto?".

GM: "Claro. Por eso estoy cenando ahora con usted. Porque usted me recuerda a usted. Sus ojos, su garganta, sus labios. Todo cuanto hay en usted me recuerda a usted... excepto usted".


Groucho Marx a Margaret Dumont en A Night at the Opera, de 1935.