jueves, 21 de febrero de 2013

EXHAUSTED



Siento mis pies de barro andar por un estrecho sendero, con los ojos vendados, sin apenas bostezar ni con la capacidad despierta de encontrar un atajo a mirada descubierta en el que poder refugiarme. Hoy tal vez como adulto sabré multiplicar enteros con creces pero quiero volver a aprender a sumar fracciones como un niño patoso; apreciar la misma emoción que experimenté entonces, los mismos tropiezos lamentables custodiados por las mismas ilusiones crecientes. Quiero sentir; sí, sentir, la emoción del paso en corto frente al devenir insulso de una carrera endiablada a empujones, que aún sabiendo que no conduce a ninguna parte, logra alejarme de mi propia esencia y del faro que me ofrece sus intermitencias de luz tan deseadas. Quiero respirar pausadamente y no atragantarme con bocanadas de aire indigestas a cualquier precio de tarifa. Desearía por fin atrapar en mi puño a ese reloj maldito que martillea hoy mis horas sesgando cualquier atisbo de tregua y estrujando mi salud maltrecha para obtener un jugo jamás merecido y sin devoluciones. Debo aprender a plantear con descaro el no inmediato a pesar de la necesidad del sí esclavo. Hoy termino exhausto, con las alarmas parpadeantes, puestas en pie de guerra, con la mirada inclinada, el aliento extinguido y la sonrisa desencajada. Espero mañana dar un sólo do de pecho sin ofrecer el resto de notas que componen la melodía tediosa que últimamente dirijo con batuta inexperta. Regresar con aires renovados o morir con ventoleras viciadas. Decisiones a la vista. Pero volver, volveré. Gracias a ti.