domingo, 29 de septiembre de 2013

LA CUCHARA



Un estudiante de zen se quejaba de que no podía meditar: sus pensamientos no se lo permitían. Habló de esto con su maestro diciéndole:

- "Maestro, ciertos pensamientos e imágenes mentales no me dejan meditar; cuando se van unos segundos, luego vuelven con más fuerza. No puedo meditar. No me dejan en paz".

El maestro le dijo que esto dependía de él mismo y que dejara de cavilar. No obstante, el estudiante seguía lamentándose de que los pensamientos no le dejaban en paz y que su mente estaba confusa. Cada vez que intentaba concentrarse, todo un tren de pensamientos y reflexiones, a menudo inútil y trivial, irrumpía en su cabeza.

El maestro entonces le dijo:

- "Bien. Aferra esta cuchara y tenla en tu mano. Ahora siéntate y medita".

El discípulo obedeció. Al cabo de un rato el maestro le ordenó:

- "¡Deja la cuchara!".

El alumno así hizo y la cuchara cayó obviamente al suelo. Miró a su maestro con estupor y éste le preguntó:

- "Entonces, ahora dime quién agarraba a quién, ¿tú a la cuchara, o la cuchara a ti?