Necesito capturar el maldito tiempo; tenerlo a mi merced para jugar con él a mi libre albedrio, dominarlo y hacer que baile bajo mis pies. Necesito reflexionar acerca del futuro que no existe, del presente que uno obvia y acorralar el pasado que todo lo contamina. Sólo así llegaré a la meta, a mi meta. Necesito ver más allá de lo objetivo, de lo inmediato, del hambre atroz del día a día y volver a creer en lo que ya creía. Tal vez así consiga establecer las pautas, marcar las posadas de un camino, a veces tortuoso, a veces impreciso. Cerrar los ojos y adivinar donde está el puerto donde atracar, sin titubeos o ansias de conseguirlo todo sin haber hecho los deberes antes, con la cautela del sabio y con el ímpetu del aventurero. Espero estar a la altura, no espero menos de mí mismo. Oxigenar la asfixia, devolverle los colores a estos fotogramas en blanco y negro, a estos déjà-vu de quita y pon que tiñen de gris instantes que deberían rebosar de vida. Necesito tiempo, quién no, pero no creo en las eternidades sino en la oportunidad de atrapar el ahora y cambiar el pésimo guión que obliga a lo innecesario, a aquello que nos destruye sin apenas darnos cuenta. Esta vez voy a por ti.
viernes, 11 de noviembre de 2011
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