Porque al lado de un día
perfecto puede dormitar un día imperfecto. Y sería un error hacer la media
ponderada de ambos porque entonces obtendríamos dos días mediocres y en cualquier
caso saldríamos perdiendo. Prefiero pues ser una imperfección efectiva de luces
y sombras a una perfección traicionada a medias luces. Así siempre tendremos
intacta la capacidad del empeño en admitir las sombras e inmune el cometido
de acertar en comprender las luces. No podemos prescindir jamás de un vestigio de nuestros
recuerdos más felices a base de cultivarnos en aquellos inmediatamente más nefastos. Y no...no me rindo, jamás lo he hecho. Acepto el reto.
lunes, 17 de diciembre de 2012
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