¿El enamoramiento, és solo cuestión de química? Parece que sí. Existen numerosas investigaciones en la actualidad que relacionan el amor pasional con la bioquímica. En el libro Anatomía del Amor, Helen Fischer, profesora del Departamento de Antropología de la Universidad Rutgers, en Nueva Jersey, dividía en 4 fases la neuroquímica de este sentimiento. La primera etapa, llamada Huella o Imprinting, está dirigida por las contribuciones de la evolución, genética y el sentido del olfato. Todos estos factores desencadenan las reacciones románticas que experimenta típicamente una persona enamorada de otra. Durante la segunda etapa, llamada Atracción, el cerebro es inundado por neurotransmisores afines a las anfetaminas, especialmente por feniletaminina y posiblemente por dopamina y norepinefrina, que activan sentimientos de euforia y exaltación.
La tercera etapa es la de la Neuroquímica de las caricias. En esta fase la glándula pituitaria segrega oxitocina. Entre sus efectos se cuentan el incremento de las sensaciones durante las relaciones sexuales y la producción de sentimientos de relajación y afecto. Por último, durante la cuarta etapa, llamada de Unión, sobreviene un aumento de la producción de endorfinas (afines a la morfina) en el cerebro, lo que desencadena sensaciones de seguridad en los amantes. Estas serian pues las cuatro estaciones de la bioquímica del enamoramiento. Sus efectos, como puede entenderse no son eternos pues conllevaría un flujo bioquímico constante de elementos que nuestro organismo no podría soportar. ¿El enamoramiento tiene pues fecha de caducidad? Atrévanse a meditarlo…
Fuente: Muy interesante