El otro día me encontré con esta cajita. No sabía que en su momento este tipo de productos eran de venta libre con fines terapéuticos convencionales. Se vendían en boticas, droguerías y herboristerías, en comercios de especias, abacerías, coloniales y ultramarinos. La legislación en materia de salud pública no se planteaba, ni de lejos, restringir su consumo, sino únicamente perseguir los posibles fraudes y negligencia en su comercialización.
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Cajita metálica que contiene la especialidad “Pastillas Bonald”, anterior a la “restricción” de estupefacientes de 1918.
Existía, no obstante, una prohibición: el veto de ser objeto de publicidad en medios profanos, es decir, no especializados. Sin embargo, casi toda la prensa de la época incumplía sistemáticamente este precepto, convirtiéndose en su principal soporte publicitario (hasta la Gaceta de Madrid -predecesora del Boletín Oficial del Estado- llegó a hacer propaganda, entre otras especialidades farmacéutica, de las afamadas Pastillas Bonald: con cocaína, heroína, codeína, como las de la foto anterior).
La neutralidad observada por el Gobierno español ante la I Guerra Mundial determinó que muchas personas buscaran refugio en España, principalmente en Barcelona, y vinculado a este aluvión demográfico comenzó a extenderse el consumo de drogas al margen de usos terapéuticos convencionales. En noviembre de 1915 el diario republicano GERMINAL dio apoyo a una campaña contra el uso de drogas al margen de fines terapéuticos y contra su venta en farmacias, que pasó prácticamente desapercibida. Dos años más tarde el diario republicano EL DILUVIO desató otra activa campaña de prensa contra “los envenenadores públicos”, denunciando la “impunidad” con que en la Ciudad Condal se vendía opio, morfina, cocaína y otras drogas, “hasta a los niños”. Se decía que sólo en Barcelona había alrededor de seis mil quinientos cocainómanos. Se pudo comprobar que la fuente de abastecimiento eran “siete u ocho farmacias”, dándose la circunstancia de que más de un farmacéutico “vivía sólo de la venta de venenos”. El escándalo, difícilmente contenido, determinó que las autoridades gubernativas se plantearan por primera vez controlar y restringir el uso de drogas en España. Lo dicho, epoca dorada para el Gregory House, M.D.
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