lunes, 1 de abril de 2013

SÓLO SI ...

La solución de gran parte de nuestros jeroglíficos íntimos, suele manifestarse habitualmente en los pequeños detalles, siempre que alcanzamos a "detener el tiempo a tiempo" y reparamos en ellos con sigilo casi felino. Detalles que son imperceptibles cuando subimos el volumen del hábito y no atinamos a curar la costra atroz de la cotidianidad. Sólo cuando fijamos la mirada sin ataduras, ésta nos suele devolver estampas agarradas a un discurso claro y potente, como el fiel reflejo de un espejo sin fisuras: desnudo, sin arreglos, sin postizos ni maquillajes. 

Cuando trazamos la línea del horizonte ante la que está cayendo y pretendemos dibujar nuestro mapa de opciones a pesar de la falta de color en  los tiempos que corren, antes de sucumbir al desconcierto, siempre existe algo que nos recuerda que debemos seguir adelante. Una imagen, un destello, un abrazo, una mano, una huella, un recuerdo, un poema, un guiño, un beso. La suma de estos detalles que actúan con trazo firme en nuestras líneas vitales discontínuas, nos invita en un brindis de mano alzada, a sentir sin consentir, a acometer el camino de un viaje que ya iniciamos, con la misma ilusión y empeño, y a apostar así por nuestras energías, que no son las pocas que creíamos. Jamás podemos dejar de bailar a pesar de que la orquesta decida, por sí misma, abandonar el escenario por falta de audiencia. Esos bailes de sonrisa infinita, de pistas vacías y suspiros eternos, en el mejor compás de los silencios, nos devuelven el marco de nuestra banda sonora y nos invitan a seguir creyendo que todo es posible, incluso a pesar de nosotros mismos y de nuestras mochilas varadas. 

Así, ayer mismo, envuelto en una tarde de lluvia y de pensamientos mojados, agarré un instante para no soltarlo. Veintidós segundos que consiguieron devolverme la esperanza que vendrán tiempos mejores a pesar del granizo que aterriza fiero sobre nuestras cabezas y que incita a agacharlas sin más. Sólo si afinamos las cuerdas de nuestra actitud, sólo si recobramos las partituras desnudas que nos hacen vibrar, sólo si abrazamos con esfuerzo nuestras pasiones y anhelos hasta dejarlos sin aliento, sólo si inventamos cada día instantes que nos dejen en evidencia frente a nuestra propia esencia. Sólo si tenemos la confianza, la capacidad, la paciencia, la serenidad y el valor ... entonces, a pesar del chaparrón y de la sensación vacua de soledad, ya nada podrá detenernos ...


...  y alzaremos de nuevo el vuelo hacia lugares que hoy no sabríamos ni imaginar.