Hoy toca una de esas noticias que a uno le dejan estupefacto y con una muy mala sensación en el cuerpo. Ha fallecido Andrés Montes. Quien no lo haya conocido en vida deciros que fue, y es una visión absolutamente personal, uno de los mejores comentaristas del baloncesto en nuestro país. Su estilo propio marcó a muchas generaciones, entre las que me incluyo. En su momento, cuando se iniciaban las clásicas madrugadas de las finales de la NBA, Andrés Montes era la voz que acompañaba cada una de las jugadas y que ponía mote a cada uno de los jugadores, cuyo efecto inmediato era familiarizar una liga que se disputaba al otro lado del charco, pero que parecía que se disputaba en el salón de tu casa. Ya lo consiguió en su tiempo mi bien amado Ramón Trecet, pero la sombra de Andrés será alargada para las futuras generaciones periodísticas. Hoy es un día de profunda tristeza para quienes disfrutábamos de sus comentarios alocados pero eficientes, de su verborrea hipnotizante y de su sensibilidad a la hora de transmitir cada uno de los partidos, por aburridos e intrascendentes que éstos fueran. Descansa en paz, no se te olvidará y tus frases formarán parte de cada uno de los que te disfrutamos. Me quedo con tu grito de guerra para siempre. Chao, Andrés.
"La vida puede ser maravillosa"