lunes, 13 de febrero de 2012

LA OTRA CRISIS

He recibido algún mail cuestionándome si había cerrado el blog por vacaciones indefinidas, si había conseguido pasar la última hoja del calendario de 2011 para aterrizar en este nuevo 2012, repleto de incertidumbres y malos presagios por las mentes interesadas que todo lo cotejan. Nada más lejos; tal vez porque el silencio me agrada más que de costumbre y porque prefiero hablar (en este caso escribir) cuando tengo algo que decir, había tomado un tiempo sabático para reordenar ideas, conceptos y energías; nada fácil por otro lado. Siempre hay algo que eclosiona ante nosotros y consigue reacciones imprecisas, volátiles pero que causan una profundidad jamás sospechada. A todos aquellos que por una razón u otra hayais traspasado conmigo estos nuevos días de año recién estrenado y sobretodo a aquellos a los que todavía debo alguna respuesta, que perezosa aguarda su emisión, mis más profundas disculpas.




Estos días de inicio de semana no están siendo demasiado amables conmigo. Hay ocasiones en que creo que esta crisis, inicialmente disfrazada de tinte económico, va más allá y desembarca en otro tipo de crisis: la de valores. La ética en el trabajo, la flexibilidad en el trato, la capacidad de empatía, el contacto humano por encima del interés, motivados y bajo la excusa de los efectos de esta droga letal, llamada crisis, no deben ser pisoteados en ningún caso. Si no somos capaces de entender que podemos cometer errores de precisión, y aún así malbaratar el futuro de las relaciones, nos estamos perdiendo en una crisis, ésta real, sin retorno posible. Y es que no importa quién llegue a la meta, en esta carrera sin tregua, sino en que condiciones se llega. El día que este tipo de consideraciones cotizen en bolsa, muchas empresas que abanderan lemas de profesionalidad y presentan balances impolutos, verían como sus acciones perderían todo su valor. Dicen que hay tantos caminos como estados de ánimo. Espero no errar en la decisión de qué camino tomar.