Porque
estamos
hechos de cicatrices y tras cada una de ellas habita una lección, una
historia
escrita a fuego en negro sobre blanco, un acontecimiento veraz detrás
del cual
conviven las emociones más extraordinarias y a la vez más profundas. Ser
más grandes que las circunstancias
de lo que nos acontece debe permitirnos escoger ante el difícil
plebiscito de ser las aparentes
víctimas de nuestra realidad más inmediata o los creadores resueltos de
nuevas
oportunidades y recuerdos, a pesar de habitar en un permanente estado de sitio y en
el testarudo estremecimiento
de una lucha sin tregua. Mientras haya algo aprendido tras esas cicatrices, un
ápice
de esperanza tras las mismas, si desnudamos y desanudamos cada una de
las corazas
que amordazan el alma con facilidad endiablada, esas mismas cicatrices,
las de mayor y menor calado, lucirán serenas con sutil belleza, no
perseguirán ser enmascaradas en modo alguno y serán el testimonio
mudo de que vivimos intensamente.
Las cicatrices son vestigios de viejas heridas, recuerdan impecables donde
hemos estado, aquello que hemos vencido, lo que hemos aprendido, que hemos atesorado y no entienden
de razones estéticas sino de orgullo. Alguien dijo que las casualidades son las
cicatrices del destino. Yo siempre creí en la sincronicidad de las emociones por encima de su casualidad, porque
conjugadas, permiten fluir sin paliativos, sentir la magia de la aventura permanente y
la eterna conexión con una esencia que debe persistir constante en nuestro devenir diario, sólo si se la dota de la combinación adecuada de frescura y riesgo, de atino y locura, de luz y oscuridad, de impulso
y paciencia, de acción y reflexión, de desierto y oasis. Sin estadísticas, sin reproches. Incondicional. Si nos mojamos
vestidos y paseamos desnudos, con las cicatrices siempre visibles, atentas e instruidas bajo el marco de la libertad,
del intento, fruto de la emoción y de la aceptación por igual, jamás cubriremos nuestro rostro ante las
amenazas. La cicatriz más profunda será entonces nuestro mayor legado.