En una exposición en Oslo tuve el placer de experimentar algo totalmente distinto. Un placer casi asfixiante. Se trataba de una obra del artista y el crítico Ilya Kabakov. El título de la misma ‘The Man Who Never Threw Anything Away’ (1995). El Museo de Arte Contemporáneo acoge la colección de arte noruego e internacional desde la posguerra a la actualidad más importante de Noruega. Es el llamado Museet for Samtidskunst. Pues bien, la obra de Kabakov era un museo de basura dedicado al Hombre que Nunca Tiraba Nada. Entré en la sala, a pesar de que parecía cerrada al público, y allí sólo, experimenté en primera persona la manía obsesiva de coleccionar todo, cualquier cosa por nimia que ésta pueda presentarse y la pasión por el orden de cada una de las cosas. Una especie de síndrome de Diógenes cogido de la mano por una obsesión por el orden compulsivo. En las fotografías se aprecia cada uno de los objetos clasificados (un trocito de cristal, un tronquito, un fragmento de una cáscara de huevo, etc.). Una crítica feroz y efectiva sobre la manía de acumular y no saber deshacerse de las cosas que nos puede invadir, en mayor o menor grado, a cada uno de nosotros. Una invitación al ahogo y a la reflexión.
jueves, 4 de octubre de 2007
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