Cuando un artista nos llama la
atención por su obra y también por varias facetas de su vida, no hay nada mejor
que tener la oportunidad de pisar por donde él pisó. Me pasó con Kafka en Praga
donde seguí cada unos de sus hogares, callejuelas por donde solía pasear,
lugares donde trabajó y finalmente pude rendirle tributo allí donde reposan sus
restos. También con Anna Frank de quién dedicaré un post en adelante. Nunca creo
que vuelva a sentir lo que sentí aquel día que visité la casa donde estuvo
recluida durante dos años.
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Del mismo modo, pero con una
pasión más atenuada en un principio, tuve la oportunidad de visitar la que había
sido una de las casas de Rembrandt. No sólo para admirar su obra, de la que ya
conocía parte antes de visitarla sino para poder disfrutar del espacio donde preparaba
sus creaciones, pinturas y grabados. El Museo Casa de Rembrandt data
de 1606 y vivió en ella entre 1639 y 1658. Rembrandt debía tener unos 32 años
cuando se mudó a esta casa en la calle Breestraatde Ámsterdam y fue cuando se encontraba en el mejor momento de su carrera. Las habitaciones de la casa
muestran pinturas de contemporáneos de Rembrandt, de sus alumnos y su profesor
Pieter Lastman. Además la nueva ala del museo muestra un completo resumen virtual
sobre la obra gráfica de Rembrandt.
En 1630, a raíz de la muerte de
su padre, acaudalado molinero, Rembrandt se trasladó a Amsterdam, donde se
asoció con el marchante Hendrick van Uylenburgh, y con cuya hija, Saskia, se
casó. Comenzó entonces para él una etapa de prosperidad económica y de vida
mundana, que se truncó repentinamente en 1642, año de la muerte de su esposa.
Los reveses económicos se sucedieron, hasta que en 1656 se vio obligado a
subastar todas sus pertenencias (casa, colecciones de arte, etc.). El consuelo
le llegó de la mano de Hendrickje Stoffels, que entró a su servicio para
hacerse cargo de su hijo Tito y con quien mantuvo una relación sentimental, sin
llegar a casarse con ella para no perder la herencia de Saskia.
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Después que Rembrandt comprara su
casa en 1639, tuvo un gran problema económico. Rembrandt era coleccionista
además de artista y gastaba una fortuna en todo aquello que le fascinaba (fósiles,
corales, animales disecados, dientes de tiburón). Ello provocó que no fuera
capaz de pagar a sus acreedores durante varios años hasta que le declararan en
bancarrota en 1658 y le forzaran a abandonar su casa. Todas sus valiosas
posesiones fueron vendidas.
Se hizo un inventario del
mobiliario en cada habitación, obras de arte y otros que fueron subastados
entre 1656 y 1657. Este inventario ha servido de gran ayuda a la hora de
renovar las diez habitaciones de la casa de Rembrandt. Después de la trasformación,
que tuvo lugar en los años 1998 y 1999, el interior, una vez más, tiene
exactamente el mismo aspecto que tenía en el siglo XVII. Además actualmente en
la casa se realizan demostraciones diarias de la técnica de grabado de
Rembrandt, y demostraciones frecuentes de cómo se mezclaban las pinturas en el
siglo XVII.
Una oportunidad única de sentirse
por un día fascinado por la inspiración de uno de los maestros universales del
grabado. En Barcelona en el Museo Diocesano de Barcelona realizan una
exposición de sus grabados hasta el próximo 13 de enero de 2013.