lunes, 4 de febrero de 2008

LA SONRISA DEL SILURO

Recientemente los Agentes Rurales del Departamento de Medio Ambiente han detectado de forma fortuita la presencia de la brema blanca en la cuenca del Noguera Pallaresa, una especie invasora desconocida en el pirineo de Cataluña. El descubrimiento se produjo al aparecer ejemplares muertos en el Canal de Gavet, en la comarca del Pallars Jussà. Se sospecha que esta especie, procedente de la Europa central, pueda habitar el pantano de Sant Antoni desde 2002.

Esto me recuerda a aquella historia que me contó mi padre, acerca de la invasión del siluro y que ha provocado ciertos miedos posteriores en mis tranquilos baños en el pantano, a pesar de las pruebas inexistentes de que lo habiten. Si alguien se pregunta si he sido testimonio de la pesca de alguna de estas criaturas, que sepa que todavía recuerdo a mi vecino pescando una de estas bestias (en ese caso una carpa), de 1.5 metros, meterla en un saco y quedarse tan tranquilo.

La sonrisa, no menos entrañable, de nuestro protagonista.

Pues bien, todo empezó a finales de los 70, empezó a rumorearse entre los pescadores aragoneses que en zonas de la cuenca del Ebro, se habían avistado enormes peces. Las primeras capturas revelaron que se trataba de ejemplares de Silurus glanis, un depredador hasta entonces desconocido, originario de los ríos de Asia y Centroeuropa que puede pesar más de un cuarto de tonelada y rondar los 5 metros de largo. ¿Se imaginan? Un biólogo alemán experto en ecosistemas fluviales, Roland Lorkowski, admitió que en la primavera de 1974 había introducido por su cuenta en el río Segre, 32 alevines procedentes del Danubio. Su intención, entonces no castigada por la Ley, había sido repoblar los embalses de Mequinenza y Ribarroja con alguna epecie carnívora que contuviera la explosión demogràfica de carpas que se había producido en el área. Hoy se sospecha que esta especie se alimenta desde pequeños peces, anfibios, hasta patos (!) y que podría colonizar las cuencas del Ter y del Tajo.

Se suma ahora la brema blanca, junto con el black bass, el lucio perca, el mismo siluro, el cangrejo rojo americano y, más recientemente, el mejillón cebra. Ah, por cierto, la introducción de todas estas “nuevas” especies la ha hecho el hombre. Bien por el ecosistema.

Fuentes : ésta y ésta