Un filósofo
llevó a sus discípulos a una habitación oscura.
– ¿Qué ven?
-les preguntó.
– Nada,
maestro - le respondieron. – La oscuridad es absoluta y no nos deja ver.
El filósofo
dio una palmada, y se encendieron al mismo tiempo mil lámparas de intensa luz.
– ¿Qué ven
ahora? - les preguntó otra vez.
– Nada,
tampoco -dijeron los discípulos. – Esta luz cegadora nos impide abrir los ojos
para ver.
– Aprendan,
pues, -les enseñó el maestro-, que ni en la luminosidad absoluta ni en la
completa oscuridad el hombre puede ver. Por eso estamos hechos de luces y
sombras, para podernos ver los unos a los otros. ¡Ay de aquél que no perdone la
oscuridad que hay en el alma de su hermano, pues no lo podrá ver, y estará
solo! Y ¡ay de aquél que no busque poner luces en su oscuridad, pues a sí mismo
se perderá!
Así dijo el
sabio. Y concluyó:
Estamos hechos
de sombras. ¿Dónde mejor que en nosotros puede brillar la luz?
El niño de los globos en Badalona. Una escultura, hecha porun particular, que he descubierto esta mañana
tras seguir la recomendación de uno de los grandes de la fotografía, Martin Gallego. Aquí podéis ver su
localización exacta, en la fachada frente al principio de la peculiar calle de
la Costa, de la ciudad barcelonesa. Y es que hay ventanas que
invitan, sin recelo, a perseguir un sueño eterno y velos tras los cuales se esconde, minimalista, nuestra propia esencia. Si lográramos
escuchar, sin pretextos, a ese niño que fuimos un día, aquel que suele habitar tras esas
ventanas verde esperanza con que deberíamos inaugurar, sin excepción,
cada uno de nuestros días; si oxigenáramos a
ese chiquillo que, travieso, persiste dentro de nosotros
y justo antes de iniciar el vuelo, aún de puntillas, consiguiéramos que
lograra sentirse liberado de las cargas fútiles; si
le confiáramos un hueco de seguridad sin ahogos; si libremente
respiráramos a pulmón descubierto de sus energías renovadas; si amplificáramos sin
reproches su sabia vocecilla y consintíeramos
que alzara ese vuelo sin empequeñecer jamás sus alas invisibles ... ese
mismo niño nos transportaría a
instantesmágicos que todavía están por llegar y que serían extraordinarios e inolvidables. ¿Los compartimos juntos?.
Si pongo corazón, Déjame volar aunque tropiece con el cielo, Hay noches estrelladas, Y días que se estrellan contra el suelo. Déjame intentarlo aunque tropieces con mis sueños, Si aguantan las estrellas, En una de estas noches contra el viento yo … te espero.
I’m coming for you
I need to feel your skin
I’m coming for you To
stop this crying
Oscuridad,
sensualidad, ritmo
frenético, filmación en blanco y negro, provocación, atmósfera densa
incluso asfixiante, espiritu, tentación, imaginación, simbología
bíblica... Ahh…
eso es Depeche Mode en esencia pura. Acierto. Me encanta, gran tema, buena
elección como single y buena presentación del mismo. El vídeo dirigido por Warren Fu,
se ha encargado de mostrarnos ese lado oscuro, esa escala de grises,que
tan bien sabe destilar la
banda británica y que es uno de sus mayores exponentes en referencia a
los cortometrajes a los que nos tenían acostumbrados de la mano de Anton Corbijn. Cielo e infierno a ritmo de soul y electrónica: Depeche Mode a flor de piel.
Soothe my Soul
Voy por ti,
Cuando se ponga el sol,
Voy por ti,
Cuando no haya nadie alrededor.
Iré a tu casa,
Romperé la puerta,
Chica estoy temblando,
Necesito más.
Solo hay una manera de calmar mi
alma
(Solo hay una manera de calmar mi alma)
Sólo una manera
(Sólo una manera)
Voy por ti,
Necesito sentir tu piel,
Voy por ti,
Para parar este llanto.
Estoy tomando mi lugar,
A tu lado,
Y no me voy,
Hasta quedar satisfecho.
Solo hay una manera de calmar mi
alma
(Solo hay una manera de calmar mi alma)
Sólo una manera
(Sólo una manera)
Voy por ti,
Mi cuerpo está hambriento,
Voy por ti,
Al igual que un adicto.
No puedo detener,
El deseo en mí,
No voy a esperar,
Pacientemente.
Solo hay una manera de calmar mi
alma
(Solo hay una manera de calmar mi alma)
La solución de gran parte de nuestros jeroglíficos íntimos,
suele manifestarse habitualmente en los pequeños detalles, siempre que
alcanzamos a "detener el tiempo a tiempo" y reparamos en ellos con sigilo casi
felino. Detalles que son imperceptibles cuando subimos el volumen del hábito y
no atinamos a curar la costra atroz de la cotidianidad. Sólo cuando fijamos la mirada
sin ataduras, ésta nos suele devolver estampas agarradas a un discurso claro y
potente, como el fiel reflejo de un espejo sin fisuras: desnudo, sin arreglos, sin postizos ni
maquillajes.
Cuando trazamos la línea del horizonte ante la
que está cayendo y pretendemos dibujar nuestro mapa de opciones a pesar de la
falta de color en los tiempos que corren, antes de sucumbir al desconcierto, siempre existe algo que nos
recuerda que debemos seguir adelante. Una imagen, un destello, un abrazo, una
mano, una huella, un recuerdo, un poema, un guiño, un beso. La suma de estos
detalles que actúan con trazo firme en nuestras líneas vitales discontínuas, nos
invita en un brindis de mano alzada, a sentir sin consentir, a acometer el
camino de un viaje que ya iniciamos, con la misma ilusión y empeño, y a apostar así
por nuestras energías, que no son las pocas que creíamos. Jamás podemos dejar
de bailar a pesar de que la orquesta decida, por sí misma, abandonar el
escenario por falta de audiencia. Esos bailes de sonrisa infinita, de pistas vacías y suspiros
eternos, en el mejor compás de los silencios, nos devuelven el marco de nuestra banda
sonora y nos invitan a seguir creyendo que todo es posible, incluso a pesar de
nosotros mismos y de nuestras mochilas varadas.
Así,
ayer mismo, envuelto en una tarde de lluvia
y de pensamientos mojados, agarré un instante para no soltarlo.
Veintidós segundos que consiguieron devolverme la esperanza que vendrán
tiempos mejores a pesar del granizo que aterriza fiero sobre nuestras
cabezas y que incita a agacharlas sin más.
Sólo si afinamos las cuerdas de nuestra actitud, sólo si recobramos las
partituras desnudas que nos hacen vibrar, sólo si abrazamos con esfuerzo
nuestras pasiones y anhelos hasta dejarlos sin aliento, sólo si
inventamos cada
día instantes que nos dejen en evidencia frente a nuestra propia
esencia. Sólo
si tenemos la confianza, la capacidad, la paciencia, la serenidad y el
valor ...
entonces, a pesar del chaparrón y de la sensación vacua de soledad, ya nada podrá detenernos ...
... y alzaremos de nuevo el vuelo hacia lugares que hoy no sabríamos ni imaginar.