Sascha Lange y Dennis Burmeister
reúnen en 'Monument' la mayor colección de todo lo relacionado con la banda
jamás editada en papel
En “Sonnenallee” (1999), el
director alemán Leander Haußmann retrataba en clave de comedia la vida de un
grupo de jóvenes en el Berlín del Este de los años 70. En el filme, Micha y y
sus amigos experimentan las cosas típicas de la pubertad en medio del férreo
control social que ejercían los poderes de la RDA. Su obsesión y su vía de
escape frente al futuro que 'el Estado' ha diseñado para ellos es la música
prohibida que les llega de “contrabando” desde el Oeste, ante todo los Rolling
Stones, discos que eran carne de mercado negro y por los que aquellos adolescentes
repletos de fantasías estaban dispuestos a pagar una fortuna... que nadie allí
tenía.
La película enfatiza la importancia que la música
occidental, desde el punk al pop, tuvo para la juventud de la Alemania del
Este. Y si hubiese estado ambientada diez años después, en mitad de los 80s, es
probable que los protagonistas de “Sonnenallee” se hubieran parecido a Sascha
Lange y Dennis Burmeister y que su objeto de devoción
musical fuera Depeche Mode.
Lange, historiador especializado en cultura pop,
y Burmeister, diseñador gráfico y coleccionista de discos, se conocieron en
2008 por casualidad. Poco después decidieron poner en común sus experiencias y
bagajes acumulados alrededor de dos décadas de obsesión por la banda de
Basildon. Una obsesión que les ha llevado a dedicar los últimos seis años de
sus vidas a investigar y recopilar una cantidad ingente de materiales de todo
tipo relacionados con Dave Gahan, Martin Gore y compañía. Con ellos y con su
legión de fans.
El resultado es “Depeche Mode – Monument”
(Blumenbar Verlag), un libro que se presenta como la mayor colección de todo
lo relacionado con Depeche Mode jamas editada en papel. Todo, hasta el último
detalle. El repaso es tan exhaustivo que el propio Andy Fletcher comenta, al
hilo de la obra, lo siguiente: “Los fans de Depeche Mode saben más de
Depeche Mode que yo mismo. Si se hiciera una competición sobre la banda en la
que estuviéramos yo, Martin y Dave contra tres fans, ellos ganarían con
facilidad”.
A lo largo de 400 páginas, el volumen reúne más
de 2.400 imágenes (muchas de ellas inéditas), letras de todas las canciones de
la banda, detalles de todos sus conciertos y una discografía minuciosa que hace
recuento de todas las referencias editadas por Depeche Mode entre 1981 y 2013.
Existen capítulos dedicados a cada uno de sus álbumes, a rememorar sus
comienzos en Basildon, y a analizar el culto internacional que la banda ha logrado.
Pero lo más interesante está en la cantidad de memorabilia
recopilada por Burmeister a lo largo de los años, cosas como notas de prensa
primigenias (“Hacer dinero y hacer felices a nuestras madres”, se
puede leer en la nota promocional de su primer sencillo, “Dreaming Of Me”,
como objetivos de la banda), recortes de prensa de sus primeras apariciones en
directo, materiales promocionales raros y a los que poca gente ha tenido
acceso, piezas discográficas con errores de imprenta que las hacen altamente coleccionables.
Hasta documentos de la Stasi que prueban que los clubs de fans de la banda en
ciudades como Dresden, Zwickau, Leipzig y Karl-Marx-Stadt fueron objeto de
vigilancia y acoso por parte de las autoridades; todo por culpa de sus
“publicaciones ilegales” (listas de correo, fanzines) y sus “reuniones
inmorales” (fiestas).
Y es que el culto a Depeche Mode caló en la
Alemania del Este casi más que en ningún otro lugar. Hasta el punto de dar
lugar a toda una subcultura. Y en su forma de reflejar ese elemento
psicogeográfico y sociopolítico está, precisamente, uno de los puntos fuertes
de “Depeche Mode – Monument”. El libro rememora, entre otros episodios, el
primer concierto de la banda en la RDA, el 7 de marzo de 1988. El deseo de
verlos era tal que las entradas llegaron a intercambiarse por Trabis (el coche
más común en tiempos de la República Democrática Alemana) o a negociarse en la
reventa por cantidades equivalentes a seis meses de sueldo.
“Para los adolescentes de Alemania del Este,
Depeche Mode abrieron un cosmos de infinitos deseos”, se afirma en el
libro. Deseos que no tenían tanto que ver con la música en sí (esa podía
conseguirse, circulaba en casetes, copiada de los discos originales por algún
familiar del Oeste, o directamente grabada de las radios de la Alemania
Occidental), como con objetos materiales, cosas como pósters, fotos, revistas;
ese conjunto de bienes tangibles accesorios que ayudan a definir una estética y
sirven a los jóvenes para edificar su culto alrededor de un icono. Los autores
comentan que la estética gris y de resonancia industrial que se convirtió en la
enseña de Depeche Mode a finales de los ochentra era “una realidad diaria
para el aprendiz medio en la Alemania del Este del Kombinat de propiedad
estatal... Los afortunados que poseían uno de aquellos raros y caros Walkmans
podían soñar despiertos con que eran parte de un vídeo de Depeche Mode cada día
de su vida”. El libro, publicado el año pasado en alemán, está
ahora también disponible en inglés.
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