viernes, 13 de julio de 2007

GRACIAS, MR. AUSTER !

Estoy disfrutando con Paul Auster. Ya me sorprendió gratamente en “La Noche del Oráculo”, y cada vez que se acerca el verano me apetece adentrarme en las historias de este genio de las letras. Además tiene la particularidad de que nunca sabrás si las historias que cuenta y entrelaza con magistralidad adquieren un punto autobiográfico o son producto de su imaginación. Por tanto, distinguir entre vida y obra de Paul Auster, ya de es de por si un reto. Lo que si es difícil es dejar de leerlo una vez te atrapa con sus personajes anidados en otros personajes. Vierte realidad en cada párrafo, mezcla reflexión en cada acción que toman sus marionetas en este teatro de letras en el que se maneja tan bien.



Esta vez ha conseguido atraparme con "Bogeries de Brooklyn" o "Brooklyn Follies", como prefieran. ¿La historia? Desde la primera línea puede dibujar un tono semidepresivo, Nathan Glass, el personaje principal sobrevive a un cáncer de pulmón y a un divorcio después de treinta y tres años de matrimonio. Y ha vuelto a Brooklyn, su lugar de origen. Ahora, prejubilado de su oficio de vendedor de seguros, piensa escribir "El libro de la estupidez humana". Frecuenta el bar del barrio, el muy austeriano Cosmic Diner, se enamora de la camarera, casada e inalcanzable y va también a la librería de viejo de Harry Brightman, un homosexual culto y contradictorio, que oculta su verdadera identidad. Allí­ se encuentra con Tom, su sobrino, el hijo de su amada hermana muerta. El joven habí­a sido un universitario brillante, solitario, que ejerció de taxista para luego ayudar a Brightman a clasificar sus libros. Lo más sorprendente es el matiz optimista que va alcanzando página a página la novela de Auster, y es el positivismo que se respira entre líneas, pues poco a poco, Nathan irá descubriendo que no ha venido a Brooklyn a morir tal y como creía inicialmente, sino a vivir. Seguiré leyendole...

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