Ya estamos de vuelta. Empezamos a rodar a pesar de la fuerza de rozamiento que ejerce la paz que disfrutamos hace apenas veinte días y ascendemos por la ladera de la rutina sin la mitad de nuestras provisiones. ¡Qué dificil remontar el Tourmalet sin apenas un rincón en el que poder reflexionar los días en los que nos hemos inventado por la cara otra manera de vivir!. Lo bueno dura poco, ¿seguro?. Parece que sí o al menos siempre habrá algo/alguien que pretenderá romper esa burbuja en la que pasan los días sin nombre y aparecen las oportunidades menos esperadas para conseguir oxigenar nuestra mente ligeramente oxidada. Agosto nos da siempre esa oportunidad y esta vez la he sabido aprovechar, día a día, para poder llenar de novedades el baúl de las anécdotas y quitarle el polvo a las viejunas de siempre. Hemos estado en lugares increibles, compartiendo espacios irreproducibles y estado con gentes maravillosas. Hemos practicado nuestros hobbies más antiguos como si de ello dependiera nuestra vida. ¿Acaso no es increible poder disfrazar esas horas sin reloj? Pues bien, lo he hecho. Y no me arrepiento en absoluto de una fracción de segundo de lo vivido. Eso sí, hemos vuelto con el qué pronto todo, pero con el reloj de arena a nuestro favor. Bienvenidos a Escudella Urbana. Arranca una nueva oportunidad diaria de pasarlo bien, aquí, con vosotros. Os sigo contando.
domingo, 18 de septiembre de 2011
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