miércoles, 23 de mayo de 2007

LA DESTRUCCIÓN DEL TIEMPO

Si alguien pudiera inventar una máquina del tiempo, entonces sería lógico que otras personas que vivieran en el futuro estuvieran en condiciones de hacer lo mismo. Sino por sí mismas, al menos con la ayuda del viajero del tiempo. Y si la gente de futuras generaciones pudiera viajar hacia delante y hacia atrás en el tiempo, a través de los años y los siglos, entonces tanto el pasado como el futuro estarían llenos de personas que no pertenecerían a la época que estuvieran visitando. Al final todas las épocas estarían contaminadas, abarrotadas de intrusos de otras eras, y una vez que la gente del futuro hiciera sentir su influencia en los hechos del pasado y la gente del pasado empezara a influir en los acontecimientos del futuro, la naturaleza del tiempo se modificaría. En vez de ser una continua progresión de discretos momentos que avanzan lentamente en una sola dirección, se disgregaría y se convertiría en una vasta y difusa nebulosa. Sencilla y llanamente, en cuanto una persona empezara a viajar en el tiempo, el tiempo tal y como lo conocemos, se destruiría.



La Noche del Oráculo de Paul Auster

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