Se que tal vez empiezo con mal pie, hablando de la caja tonta,..pero afirmar, asegurar y creer a fe ciega que el programa Factor X que iniciaba su despegue en España con el parecido razonable y siguiendo la estela de su hermano mayor Operación Triunfo va mas allá de lo normal es una realidad palpable. Ya no solo por la mal usada palabra freak, que de estos los hay un rato largo en el programa sino su normalización. Antes, los freaks se escondían en los freak shows o espectáculos de rarezas que se prodigaban en los circos y que en caravanas recorrían el mundo. Eran iconos de la contracultura como manifestación de la inadaptación de unos cuantos a la sociedad del momento.
Y ahora, en pleno siglo XXI, todo dios es freak y quien no lo es quiere llegar a serlo. De la misma manera que un espectáculo de rarezas actualmente seria mal visto, ahora no nos importa ver deambular por la televisión a gente esperpéntica que provocando (o no, que es más peligroso) situaciones inverosímiles busca tan solo el reconocimiento en esta sociedad de la incomunicación, al grito de: "Quiero que la gente me reconozca y no me importa cómo".
Pasen y vean amigos, el espectáculo no ha hecho más que comenzar.