"La casa de la Serpiente" (Spuistraat, 199 - Amsterdam)
"Las
reacciones
que he recibido con relación a mis trabajos artísticos de los
últimos años,
me han hecho más consciente sobre la importancia y el efecto del uso del
color, luz y forma sobre el ambiente urbano. Los vecinos de la acera
opuesta a 'Las serpientes del arco iris' me comentaron con entusiasmo
que sus propios pisos quedaron iluminados debido a los reflejos de los
colores utilizados."
Patries van Elsen, 1999. (Ciudades grises del mundo, ¿os animais?).
Finalizo con un microcuento cazado al vuelo, basado en la novela "Momo" de Michael Ende, que alimenta un miércoles de retorno como el de hoy, tras una noche de ojos abiertos y pensamientos lejanos.
"Un jueves, la ciudad amaneció en blanco y negro. Desaparecieron el azul, el verde, el rojo y tantos otros colores. Nadie excepto la niña pareció darse cuenta de ello: los adultos caminaban con prisa, indiferentes a su alrededor. Con el tiempo, incluso ella fue contagiándose de la tristeza que habían tomado las calles descoloridas. Pero un domingo, en el parque, su mirada se cruzó con la de un viejo barrendero. La niña creyó ver en los ojos del anciano una chispa de alegría. Ella sonrió. Sonrió él. Y entonces el sol tiñó el parque de una tímida luz dorada."
Ayer la ciudad de Barcelona se pintó de color. Una invasión pacífica de sentimientos individuales y colectivos, con el denomidador común de la alegría de fondo y el lema de la libertad en portada. Me quedo con una frase que aprendí en su día de Albert Einstein como reflexión para quienes deben recibir la solicitud de un pueblo. "Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera".
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