Antes de irme de Praga, no pude sino grabar en una secuencia de un minuto (perdón por la calidad de la misma) los edificios más emblemáticos de la Plaza de la Ciudad Vieja. Tal vez fue un intento desesperado de mantener en la retina, la belleza de la ciudad que estaba a punto de abandonar. Tal vez un guiño para un próximo reencuentro.
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