Una de las paradas obligadas era el Caffé Louvre de Praga (Narodni Trida 20New Town, Prague 1), frecuentado por Kafka y sus amigos, el que era el círculo filosófico de (Franz) Brentano. Fundado en 1902, también fue común para Karel Capek y Albert Einstein.
El edificio tiene dos plantas, la de abajo está decorada de forma actual y muy chic, mientras que la segunda conserva el espíritu del café original, con un aire más decadente pero perfectamente restaurado y ambientado. Resultaba muy fácil imaginarte a los clientes de hace décadas, allí sentados durante horas, o jugando al billar en una de las salas contiguas. Tuve la oportunidad de cenar en este restaurante, del que no pude sacar una foto del interior (maldito sea mi despiste).
El café Louvre, fue cerrado por los comunistas por ser el preferido de la burguesía y por su decoración neoclásica, también ha vuelto a abrir sus puertas. En este café de la vieja Ferdinandstrasse, Kafka y su amigo Max Brod pasaron largas horas. La carta estaba bien y el precio mejo (unos 5-6 euros por persona, si mal no recuerdo). Recomendados los postres: una tarta tipo Sacher con el que acabé viendo a los dioses del Olimpo in person. Visita pues obligada para quien caiga en la capital de la República checa.
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