De paseo por el centro de Bratislava, una de las ciudades en las que he estado de vacaciones este verano, uno se encuentra paseando por casco antiguo de la ciudad con cuatro curiosas estatuas. Son bastante recientes, pero además de ser un reclamo constante para el turismo allí congregado, proporcionan una serie de datos interesantes sobre la historia de la ciudad eslovaca.
Cumil: A pesar de ser uno de los personajes más famosos de la ciudad, sólo lleva seis años en sus calles. La estatua representa a un obrero descansando y asomándose por una alcantarilla, mientras se recrea dando un vistazo a la gente paseando. Es sin duda la estatua favorita. No veais lo que tardé en sacarle una foto en pleno agosto sin nadie encima o a acariciandole la cabeza. Su nombre se forma a partir del verbo "cumit", que en eslovaco significa algo así como "cotillear". Según cuenta la historia, fue levantada en honor a un señor de la zona que espiaba continuamente a sus vecinos a través de su ventana. A pesar de ello, las malas lenguas afirman que Cumil se dedica a observar las faldas de las turistas…ejem.
Un soldado del ejército de Napoleón: En uno de los bancos de la Plaza Mayor, junto a la actual embajada francesa, se encuentra la estatua de un soldado de Napoleón. El mismo soldado nos recuerda a Napoleón con su pintoresco sombrero. Napoleón pasó en varias ocasiones por la ciudad, la primera de ellas en 1805, pero fue en 1809 cuando su ejército destruyó el cercano castillo de Devin. Todavia en la misma Plaza Mayor existe en una de las torres una bala de cañón incrustada que recuerda ese evento histórico de 1809. Y si, tengo una foto mía emulando al mismo Napoleón apoyado en este banco, pero me la reservo…
Schoner Naci : También cerca de la Plaza Mayor, pero esta vez junto a una de las cafeterías más conocidas de la ciudad, encontramos la estatua de este singular personaje. Su nombre en alemán significa "el bello Ignacio" y nos da una pista sobre las características de este personaje. Schoner Naci fue un antiguo "prespurak". Se llamaba así a los habitantes de Prespurk (antiguo nombre de Bratislava), hablando eslovaco, alemán y húngaro. Aunque pobre y mentalmente enfermo no descuidó nunca su impecable aspecto, luciendo siempre frac, sombrero de copa, guantes blancos y en sus manos un bastón. Solía frecuentar las cafeterías de la ciudad y siempre saludaba cortésmente a las mujeres jóvenes. Su amabilidad le hizo ganarse la simpatía de los habitantes de la ciudad. En la foto, yo mismo haciendo el tontainas con el curioso personaje.
Paparazzi: Otro de los personajes que nos acompañará en nuestros paseos por la ciudad es el conocido como Paparazzi. Es una de las estatuas más recientes y nos sorprende en una de las calles del centro con su enorme cámara fotográfica a punto de disparar a su objetivo. Está situado junto a un exclusivo café que lleva su mismo nombre. Paparazzi en Laurinska sirve la cocina internacional moderna a una clientela cosmopolita.
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