"¡Upps!...me habré perdido. Ésta no es mi calle"
Del
mismo modo que no existe una sola realidad
porque nuestra imaginación, con la dosis adecuada de coraje, puede transformarla, nuestro libre pensamiento puede y
debe tener la capacidad de abrir todas las puertas posibles para poder
transitar así por los caminos
de la vida, que son múltiples, no presentan jamás direcciones únicas y ansían la
libertad
del sentir a flor de piel.
Si damos pie a esos instantes de improvisación, a esos giros de las percepciones distraidas, si iniciamos el cambio empezando por romper moldes rígidos en nosotros mismos y en aquello que se nos presupone, esa será tal vez la única manera de sentirnos realmente vivos.
Si además, vencidas las censuras y los vértigos, dejamos avanzar al pensamiento con la confianza del hallazgo en la búsqueda, atraparemos emociones jamás imaginadas sin seguir enraizados en una calle de sentido único. Porque lo inesperado siempre sigue a la espera y tras la espera se nos revela aquello que nunca antes fuimos capaces de anticipar.
Si damos pie a esos instantes de improvisación, a esos giros de las percepciones distraidas, si iniciamos el cambio empezando por romper moldes rígidos en nosotros mismos y en aquello que se nos presupone, esa será tal vez la única manera de sentirnos realmente vivos.
Si además, vencidas las censuras y los vértigos, dejamos avanzar al pensamiento con la confianza del hallazgo en la búsqueda, atraparemos emociones jamás imaginadas sin seguir enraizados en una calle de sentido único. Porque lo inesperado siempre sigue a la espera y tras la espera se nos revela aquello que nunca antes fuimos capaces de anticipar.
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