Tras unas fechas pospuestas por
indisposiciones y descuadres de agenda por parte de los integrantes del Club Galli,
finalmente y gracias a las nuevas tecnologías de Viber y Whatsapp, los
integrantes del mismo así como el vicepresidente que suscribe, se permitieron llevar a cabo, este 12 de octubre por la noche,
una Asamblea que ha contado con casi la totalidad de los participantes, si bien
hubo una caída inesperada de última hora en la convocatoria de este año, la de 6sco. No se
le tendrá en cuenta so pena de algún que otro regaño a posteriori sin
precedentes. No obstante, como buenas almas que son, el resto de los asistentes le enviaron puntualmente y a
horas especialmente alocadas, vía mensajería instantánea, los eventos que se iban precipitando, sin tener en
cuenta que ello podría conllevar que no conciliara bien su sueño así como su
conciencia tras haber faltado al acontecimiento anual. Se le echó de menos.
Tras la tarde missing de Sepi, pero a
merced de la compra Caprabiense de los manjares a degustar para la noche, por
parte de Garga y Para-Para, la
convocatoria tuvo lugar en el huerto de éste último, lugar frecuente en los últimos
tiempos para el reencuentro de las gallináceas, tras fallidos intentos de
situar la Asamblea en otros lares (Salou, Terrassa, Lérida, etc.). Además,
desprovistos este año del fuego en el suelo con que otras veces habían sido
agasajados, el frio caló más de la cuenta en los huesos del presidente, Garga,
y posteriormente del vicepresidente que suplieron sus temblores otoñales con abrazos, algún pellizco y
una prenda imprescindible del Decathlon.
Sin demasiado preámbulo y con una
breve pero intensa intervención institucional del presidente en forma de
brindis, dieron cuenta de las patatas fritas, del fuet y de unos pepinillos de
dimensiones sobrenaturales jamás vistos, antes de degustar los entrecots al
corte que habían sido preparados con especial esmero por Para-Para (salvo por una caída
accidental de uno de ellos que no supuso ningún agravio para zampárselo a dos carrillos). Sepi, con un hambre inusual en él, echó de menos al final de la cena algo
más de comida por lo que optó por sustraer una lata de sardinas en escabeche de
la peculiar despensa donde se ofició el evento. Así sació su apetito pero
no su sed, como interpretaremos más adelante. Después de unas charlas sesudas,
debates de política internacional, incursiones a aspectos de macroeconomía
(ésta será la única versión de las conversaciones mantenidas, debido al alto
secreto que encumbra cada una de las Asambleas. Cotillas abstenerse), los
integrantes del Club, tras hacerse con unas latas de cerveza convenientemente
frías y dejando de lado la posibilidad de degustar el licor de flores, ofrecido por el anfitrión, de un
armario cuyas puertas tenían vida propia, pasaron a
otros brebajes, del cual adjunto la foto de uno de ellos, especial "compañero" de
noche para Sepi y Para-Para, a tenor de las técnicas depuradas de picadura de hielo ejercidas con maestría por Nabo (¿Donde aprendió la técnica? ¿Viendo Instinto Básico?). No se sabe en qué proporción, pero ante la insdisposición a posteriori del vicepresidente y la frescura dominical de Para-Para, los números salen rápido y no haremos especial hincapié
en la repartición porcentual de la eficiente pócima... El “Voska” como suelen tildar los miembros
de tan selecto y distinguido Club, también hizo su paseo triunfal por la mesa
del evento, como en tantas ocasiones.
Después de visionar un programa de televisión de “interés cultural”
no ajeno a comentarios juiciosos, y alguna que otra escena QUE AQUÍ NO
CONTAREMOS, los integrantes del club y sus locos vehículos motorizados, eso sí con un
comportamiento ejemplar de conducción (estén nuestras señoras madres tranquilas), se acercaron al H20, local de moda
concurrido de las tierras trempolinas. Este garito a pesar del nombre sirve, salvo excepciones, de todo menos agua, y allí el Club, además de tomar cuenta de la masa frecuentada, degustó los néctares
preparados con esmero y no sin cierta carga de más, así como se sorprendió también por la música ochentera e
incluso anterior (¿casualidades ante nuestra vetusta presencia?) con que el DJ vistió una noche especial y no
ajena a tímidos pero eficientes bailoteos de las gallinas que aletearon con
gracia y salero hasta altas horas de la madrugada. Como anécdota destacable el comentario de Nabo cuando tras pedir un agua de Vichy, abrió los ojos de par en par y soltó: "¿Te has dado cuenta? Acabo de pedir un Vichy Catalán el día de la Hispanidad". Brillante. Chapeau.
(Mi tiempo para el fusionado, filtrado y estilo de capas de las imagenes en Photoshop es limitado. No me lo tengais en cuenta)
Noche especial, noche mágica
y con las energías, aunque hoy indispuestas, siempre preparadas para una próxima
convocatoria de esta ceremonia anual, que esperemos no sea tan tardía y que cuente esta vez con todo el corral sin excepción alguna. Fin de
semana único, por razones varías, que perpetuará en la memoria de esta gallina
que rubrica la crónica, si la memoria inundada de Mojito no se lo dificulta en adelante. No las tengo todas conmigo. Avivar mis escasas neuronas ya no resulta sencillo. Un abrazo a
todos y gracias por haberlo hecho posible una vez más. Un picoteo en cada una de vuestras
bien labradas crestas. Se os quiere.