Entre nosotros había algunos muchachos fuertes.
Llevaban puñales consigo e incitaban a sus compañeros a arrojarse sobre los
guardias armados.
Un joven decía: que el mundo conozca la existencia de
Auschwitz. Que la conozcan todos los que todavía pueden salvarse de venir aquí.
Pero los más viejos imploraban a sus hijos que no hicieran tonterías.
-No hay
que perder la confianza, aunque la espada esté suspendida sobre nuestras
cabezas.
Así hablaban nuestros Sabios.
Eliezer Wiesel, escritor húngaro de nacionalidad rumana, superviviente de los campos de concentración nazis.
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